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Hubiese cambiado el resultado de las elecciones con el voto electrónico ?

Hubiese cambiado el resultado de las elecciones con el voto electrónico ?

El voto electrónico es la solución frente al retraso del conteo de votos de las PASO ?

EL RESULTADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES AÚN ES INCIERTO Y EN SANTA FE SE DIO VUELTA A ÚLTIMO MOMENTO. LA CARGA DE LOS DATOS FUE LENTA Y PARECIÓ, EN MOMENTOS, TENDENCIOSA. ¿LA TECNOLOGÍA TIENE LA SOLUCIÓN?

La polémica en torno a la demora de la carga de datos de la provincia de Buenos Aires y Santa Fe –CFK quedo a tiro de Bullrich después de estar más de 5 por ciento abajo y el PJ dio vuelta la elección en Santa Fe recién bien entrada la madrugada- reaviva, una vez más, la discusión: ¿con alguna variedad de voto electrónico se hubieran conocido los datos más rápido? ¿O depende exclusivamente de una decisión política de cargar los resultados de manera sesgada, como ocurrió en varias oportunidades en estos últimos años?




El debate sobre la implementación de tecnología en las votaciones levanta temperatura. Las aguas están divididas entre quienes confían en que una correcta implementación brindaría una mayor agilidad y transparencia al proceso electoral y quienes sostienen que la tecnología podría ser utilizada en distintas etapas del proceso electoral, pero no en el momento del voto.

Para estos últimos, el cambio de una boleta de papel a una con chip, como se usó en las elecciones a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y antes en las elecciones en Salta, implica un mayor riesgo de seguridad y, por ende, un retroceso.

En la Ekoparty (Electronic Knock Out Party), la conferencia anual que reúne algunas de las figuras más destacadas de la comunidad de seguridad cibernética, el consenso fue contundente. En su duodécima edición, varios expertos expresaron escepticismo acerca de los sistemas de voto electrónico, una tendencia que no termina de consolidarse en el mundo.

Los expertos en informática vienen alertando sobre las dificultades y retos que presenta semejante implementación, que en las elecciones de Salta y Buenos Aires estuvo a cargo del Grupo MSA (Magic Software Argentina). Su clamor ahora empieza a encontrar eco en la comunidad académica científica, que publicó su solicitada para sentar su posición.

“Está bueno que la tecnología se utilice para agilizar otros trámites, pero justo este es el trámite que no necesitamos agilizar, porque tiene que ser 100 por ciento seguro”, explica Nicolás Waisman durante una charla en el backstage de Ekoparty.

El VP de Immunity Inc., empresa dedicada a la seguridad ofensiva, agrega: “Yo me dedico a la tecnología y con esta reforma el sector se beneficiaría, pero sabemos a la vez que no funciona. Conocemos acerca de sistemas inseguros”.

Entre sus razones, los autores de la solicitada acompañada del hashtag #NoAlVotoElectronico citan que es prácticamente imposible construir sistemas electrónicos que brinden máximas garantías de inviolabilidad como las que requiere un sistema de votación. Este argumento coincide con lo expresado por Waisman y sus colegas, quienes pusieron a prueba el sistema usado en la elección para jefe de Gobierno de la Ciudad de manera independiente.

“Nos enteramos casi de un día para otro que se iba a utilizar el voto electrónico en la Argentina. Sabíamos muy por arriba que había habido una experiencia en Salta, pero cuando llegó a Buenos Aires empezamos a investigar”, comenta Waisman. “La mayoría de nosotros trabajamos para empresas privadas, pero hay que involucrarse. Para nosotros, que tenemos este conocimiento específico, este era el momento para involucrarnos y brindar socialmente una ayuda”, aclara.
Así fue que descubrieron distintas irregularidades. Días antes de las elecciones a jefe de Gobierno, hubo una filtración en Internet del código fuente utilizado por el Grupo MSA. El desarrollador de software Joaquín Sorianello dio con esta información y detectó una vulnerabilidad en los certificados de autentificación SSL de las máquinas que transmitirían los datos al centro de cómputos el día de las elecciones.

“Yo no hackée nada: encontré una vulnerabilidad y se la mostré a la empresa”, dice Sorianello, quien fue allanado, imputado y sobreseído. La Justicia determinó que la seguridad del sistema de transmisión de datos era vaga y fácilmente violable, y que por lo tanto no cometió un delito.

Otro programador, Alfredo Ortega, detectó en menos de dos horas la posibilidad de efectuar múltiples votos con un mismo chip RFID, es decir con una misma boleta, utilizando un celular. “Demostramos cómo alguien con un celular NFC, oculto entre la ropa, puede probar a un tercero cómo votó. En un país con punteros políticos, donde la gente vota por planes o bolsones de comida, debería ser imposible poder demostrar cómo se votó”, dice Javier Smaldone, programador que se dedica al desarrollo y administración de sistemas. “El puntero digital, el programita para comprar votos, sigue funcionando. Es un problema que no se ha solucionado. Con un NFC podés determinar a quién votaste. Es un sistema que, se probó, tiene huecos grandes”, cuenta.

En el mundo parecen escucharlos. El voto electrónico se dejó de usar en Holanda en 2006 cuando un grupo de hackers demostró que analizando las emisiones electromagnéticas de los equipos y decodificándolas podían determinar a quién estaban votando, usando una radio portátil a 25 metros.

“En seguridad informática, se pueden analizar variaciones en el ruido electromagnético o en las líneas eléctricas y obtener resultados parecidos. Son lo que se conoce como canales laterales”, explica Smaldone. “Hoy no existe manera de demostrar que un sistema no tiene canales laterales. Fin de la historia. Y eso pasa todo el tiempo, porque se descubren nuevas formas”, dice. Y plantea que, además de los problemas técnicos que pudiera haber en un determinado sistema, existe un problema político, que es que el ciudadano común no puede auditar su voto. “Debido a la complejidad de estos sistemas, es como si hubiera una especie de caja negra en el medio,” explica.

En una línea similar, Beatriz Busaniche, presidente de la Fundación Vía Libre, considera que es imposible garantizar principios esenciales al voto —como el secreto, la integridad y la auditabilidad— a través de un sistema electrónico. En este sentido, se apoya en el fallo del 2009 de la Cámara Suprema Electoral de Alemania, que declaró inconstitucional al voto electrónico por no permitir la fiscalización del proceso electoral por personas sin conocimientos técnicos.

¿Voto electrónico y Boleta Única electrónica … Son lo mismo?

Desde su presentación, el proyecto de ley que obtuvo media sanción en diputados fue calificado por el presidente Mauricio Macri como “ambicioso”, ya que contempla el uso de un “instrumento de votación” o “instrumento de emisión de voto” electrónico a nivel nacional por primera vez en la Argentina: lo que se conoce como Boleta Única Electrónica. La redacción del proyecto de ley es muy cuidadosa en no utilizar la frase “voto electrónico”, y en cambio se refiere a “instrumento de votación” o “instrumento de emisión del voto”.

Lo que aparenta ser una discusión semántica podría ser un punto clave. Ya antes de las elecciones para Jefe de Gobierno de la Ciudad, el entonces Defensor del Pueblo de la Ciudad, Alejandro Amor, explicaba que no es lo mismo un sistema de red electrónico, como el de cajeros automáticos, que un sistema de impresoras que no están en red y que imprimen un registro de papel, que sería el caso del sistema usado en las elecciones.
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Los defensores del proyecto diferencian entre el sistema de “voto electrónico” y “la boleta electrónica”. Según los defensores de la reforma, el sistema de voto electrónico es aquel en el que la elección, el registro y el cómputo del voto son realizados únicamente a través de medios electrónicos. Mientras que en el caso de la boleta electrónica, la selección es mediante medios electrónicos, pero la boleta es física y tiene no sólo un chip, sino que incluye una impresión del voto sobre papel.

Según Busaniche, la diferenciación entre voto electrónico y boleta única electrónica no es más que un ardid discursivo. “Las experiencias a escala internacional demostraron que el sistema electrónico no es viable. Todos los que saben de informática te dicen que el sistema es vulnerable. No es materia opinable”, sentencia. “Luego de 40 años de pruebas, los países pioneros ven que la mediación informatizada funciona como una caja negra. Y es por eso que está en retroceso”, agrega.

“Lo que no sabe la gente que cita el caso de Alemania —dice el diputado oficialista Pablo Tonelli—es que ese fallo fue contra el voto electrónico y no contra la boleta electrónica.” El diputado se ha mostrado entre los partidarios más vocales a favor de la reforma. “Yo quisiera saber cuántos de los que firmaron la solicitada leyeron el proyecto de ley. Yo también diría ‘no’ al sistema de voto electrónico en términos generales y teóricos, pero lo que está en el proyecto es algo distinto, que es la boleta única electrónica”, comenta.

El proyecto de ley menciona el caso de Alemania y reconoce el cuestionamiento de la distancia que genera la tecnología entre el votante y el cómputo final de su voto. Pero argumenta que éste no sería el caso del sistema propuesto, ya que prevé que el dispositivo electrónico sea secundado por un comprobante físico en papel, generado por el dispositivo.

“Lo que no parecen tener en cuenta algunos críticos es que cada mesa tiene que ser computada manualmente, sí o sí. Y que luego de que el presidente de mesa cuenta los votos, recién pasa las boletas por la máquina para obtener un segundo conteo. En el caso de que hubiera alguna discrepancia entre los dos conteos, entonces los fiscales y el presidente lo harían constar en el acta, para que cuando llegue ese certificado al conteo definitivo se abran las urnas. ¿Sabés cuántas veces pasó eso en las últimas elecciones? Cero. Todas coincidieron”, enfatiza el diputado.

Según Tonelli, al plegarse la boleta luego de la impresión, una banda metálica protege el chip de cualquier daño. “El Estado Nacional va a licitar la compra de máquinas y a desarrollar el software. Por ahora, MSA no tiene nada que ver. Las pruebas que se han hecho son con boletas del año pasado. Tampoco tenemos garantías de qué programas se están usando para estas pruebas”, explica. Según Tonelli, el tema del costo también es relativo, porque la inversión en máquinas debería ser comparada no sólo con el gasto actual del Estado, sino sumándole lo que gastan los distintos partidos políticos.

“La boleta única de papel no es una mala opción. De hecho yo presenté el primer proyecto en su favor en el 2006, pero la realidad es que el escrutinio es más complejo y más largo. En la boleta electrónica se evita también el voto nulo”, concluye. Sin embargo, los especialistas en seguridad informática son tajantes.
En la Ekoparty, es imposible encontrar a alguien que esté a favor del uso de la boleta electrónica. Waisman, como la mayoría de sus colegas, prefiere la boleta única de papel y es categórico: “Nosotros podemos ayudar al 100 por ciento en lo técnico, pero nuestro miedo es que sabemos que es imposible tener un sistema seguro. Y dada la cantidad de tiempo y dinero, todo se puede romper



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